No voy a burlarme de quienes apuestan por la atención psiquiátrica, la empatía, la comprensión y todas esas cosas, pero creo que en asuntos tan serios como éste hay que empezar por un rotundo NO. La violencia contra las mujeres ha de ser especialmente perseguida porque, como demuestran las estadísticas, si naces mujer tienes muchas más posibilidades de sufrir violencia sexual y de otros tipos. La imbecilidad de la ultraderecha, que sustituye lo de “violencia machista” por “doméstica” para ganarse un puñado de votos descerebrados no esconde el problema. Acepto el debate sobre los errores y excesos del feminismo, pero aquí pasa como con el debate sobre la izquierda. Si es un arzobispo franquista o un acérrimo de Trump quien fustiga a lo zurdo por la gansada esa de la “dictadura woke”, casi que prefiero buscar otros espacios de diálogo. De igual manera, si la maldad del feminismo me la van a descubrir cuatro niñatos resentidos con las mujeres porque no follan, lo siento: el fascismo no tiene argumentos, solo quiere aplastar al discrepante.
Por eso me voy a permitir dar unos cuantos consejos. Soy un varón heterosexual -o cis hetero, o como diablos se diga ahora- y aunque no destaco por sabio, sí tengo muchos años de supervivencia sobre este bonito planeta. Por si os interesa…
1. Vivimos en democracia, y eso significa que cada ser humano se junta y acuesta con quien le parezca. Forma parte de la libertad y la convivencia entender que aceptar una relación es tan irreprochable como rechazarla.
2. Ligar ha sido difícil siempre, cenutrios, ¿qué os creíais? Experimentáis una sobre exposición sexual inaudita por la pornografía; habéis nacido en una sociedad que se identifica esencialmente como consumista. Todo ello, si sumamos unos cuantos influencers con dotes de manipuladores te puede hacer pensar que tienes tanto derecho al sexo como a comprar nocilla y pipas Churruca… Pero no, lo siento, no existe ese derecho. En el futuro fabricarán replicantes que estarán buenísimas y satisfarán todos tus deseos, pero de momento –y salvo que apuestes por las muñecas hinchables- hay que currárselo, qué le vamos a hacer.
3. Ser varón tiene ventajas, pero también alguna maldición. Lo del 80/20 es cierto, no ganamos nada negando la evidencia. Yo siempre sospeché que las mujeres me gustaban a mí más de lo que yo les gusto a ellas. Podemos, como el Santo Job, mirar al cielo pidiendo explicaciones, pero creo que es más práctico ser más simpático, más buen tío y más culto. Si prefieres pasarte el día viendo porno, jugando a video juegos y hablando de fútbol, muy bien, y puedes además dedicarte a insultar a las mujeres por interesarse solo por tíos guapos y con pasta. Adelantarás mucho así, ya lo creo. Y sigue autocompadeciéndote y votando a los Trump de turno.
4. No hay conspiraciones contra ti. Bueno, sí, la de los oligarcas que explotan a la gente y nos arruinan, pero las demás son mentiras para que votes a la ultraderecha y le eches la culpa de tus fracasos a las feministas, los mariquitiquis y los inmigrantes.
5. Brad Pitt folla mucho el muy cabrón. A mí también me fastidia, pero no voy queriendo matar a nadie ni propagando odio y resentimiento. Quiero que las mujeres me amen y me deseen. También quiero tener un buen piso, pero están muy caros, que los editores publiquen mis libros, que se respeten los derechos humanos y que se prohíba el reguetón. El mundo no es justo… y no lo será nunca.
6. Me gustaría que las señoras babearan solo con mi presencia, pero no es así ni remotamente. En mi próxima reencarnación voy a ser gay. Pero gay con ganas, y saliendo en el Orgullo encaramado a una carroza y en tanga. Las últimas veces que alguien me ha mirado con deseo han sido homosexuales. Menos da una piedra.