Thursday, April 24, 2008










EL SUEÑO TERRORISTA





La verdadera razón por la que Hitler me parece un monstruo no es que se dedicara a matar gente a espuertas -en esto es un recordman mundial, pero tiene rivales sumamente competentes- sino porque su crueldad sin límites está amparada en un proyecto de exterminio frío, metódico y perfectamente racionalizado. Si ustedes leen Mein Kampf, un texto filosóficamente de ínfima categoría, se darán cuenta de que la degollina que vino después no hizo sino responder a un programa que ya había sido anteriormente urdido en frías instancias. Lo demás no fue mucho más que un cálculo de costes, porque incluso para matar hay que tener buenos gestores, y, puestos a borrar de la faz de la Tierra a judíos, homosexuales o gitanos, mejor hacerlo sin gastos extra.




El nazismo, en tanto que procedimiento de eliminación de desechos o sustancias indeseadas, alcanza niveles de pulcritud, rigor e higiene dignos de muchos Premios Nobel... de hecho, Auschwitz ya fue un campo de internamiento de discrepantes políticos antes de convertirse en el eficacícisimo y sofisticado laboratorio de la muerte masiva que terminó siendo en sus años más productivos. Ahora bien, no es cierto que carezca de precedentes en la historia, (como tampoco lo es que no haya tenido brillantes imitadores a posteriori, otra cosa es que morir siendo camboyano, iraquí o ruandés merezca menos Paseos de los Justos o Listas de Schindlers que hacerlo siendo judío... pero esta es otra historia)



Por ejemplo, en La posmodernidad y sus descontentos, Zygmunt Bauman habla de Fernando el Católico como el primero de los hombres modernos, si entendemos la modernidad como el periodo en que el ser humano apuesta decididamente por abolir el desorden, la ambigüedad y el equívoco de su vida para instalarse en la luminosidad de una Verdad sin contaminación ni mestizajes. El decreto de expulsión de los judíos en 1492 es el acto fundacional de un nuevo Orden cuya lógica ya no cabe en el estrecho círculo del espíritu medieval, demasiado convencido de que la presencia en nuestras calles de hechiceros, locos, leprosos y extraños de todo tipo es un designio divino contra el que nada se puede hacer. Desde aquel gesto nefasto con el que se celebró la conquista cristiana del último reino andalusí, el ser humano entendió que era posible expurgar el Mal de la sociedad, entendiendo el Mal como lo Otro, lo Distinto... todo lo que de alguna manera amenaza con contaminarnos... y con seducirnos.







Hay una novela desgraciadamente no traducida al español Il mondo senza done, de Virgilio Martini, donde se ironiza con la posibilidad de que una misteriosa enfermedad, la "falopitis", acabe con todo el género femenino. Bien pensado, la mayoría de los problemas de mi vida han venido por mi incapacidad para gestionar adecuadamente la dificultad de tratar con mujeres. En tanto que para mí la mujer es el Otro, la ambigüedad en la que se van urdiendo los hilos de mi relación con ella ha tendido con frecuencia a desesperarme. ¡Qué fácil sería vivir sin mujeres! Las cosas volverían a ser claras como la luz del día, yo no volvería a exponerme al riesgo de que algo que me gusta demasiado pueda decepcionarme... pasaríamos los días viendo partidos de futbol, discutiendo de política, haciendo concursos de pedos y pegándole impunemente al más tonto de la clase... un auténtico paraíso, sí... todo muy sencillo... y tan insulso... que entran ganas de suicidarse de un tajo en el cuello solo de pensarlo.

Ese es justamente el sueño terrorista: creer en la posibilidad de hacer desaparecer a los que son distintos. Detecten sus efectos en cualquier nacionalista que se tome en serio todas esas necedades de "la sangre", "la tierra" o ese "nosotros" con el que, normalmente, no hacen sino decidir quien se queda fuera, quien es diferente y, por tanto, se declara viscosa su presencia y es susceptible de expulsión, arrinconamiento o esclavitud.



Recuerdo a una estúpida que compartió trabajo conmigo en un instituto y que, una mañana en que los estudiantes habían desaparecido en masa por una huelga, expresó su bienestar con la siguiente frase: "si siempre fuera así... ¡qué bien estaríamos!". Institutos sin alumnos, no está mal... el Otro expurgado de nuestras vidas, como un hospital sin enfermos que nos importunaran pidiéndole ayuda a los médicos porque les duele algo... familias cuyos hijos adolescentes se limitaran a obedecer todo lo que sus padres les mandaran sin cuestionarlos... selvas donde los animales salvajes se limitaran como en el zoológico a mostrar sumisamente sus bonitos colores sin rugirnos... mujeres que se limitaran a hacer de putas o de esclavas... a lo mejor entonces no haría falta que la falopitis las exterminara.




Sumo y sigo. Calles donde no se aspiraran olores a comidas con las que no nos educamos, debates sin opiniones adversas a la nuestra -alguna empresa podría ofertarlo-, supermercados donde las cajeras no ponen cara de fastidio y se limitan a sonreír bobaliconamente, tertulias donde todos nos dedicáramos a darnos la razón unos a otros, sin criterios discrepantes... cuerpos sin olor y a los que no hiciera falta tocar directamente, como en el sexo por internet, donde uno no acaba pringado con el sudor del otro ni tiene que respirar su aliento... Un esterilizado mundo de intenciones claras y verdades compartidas donde siempre pudiera saberse sin equívocos lo que quieren los otros, donde todo el mundo expusiera claramente sus intenciones y no cupieran ni la ambigüedad ni el maquillaje ni los signos ni los gestos... Las chicas que nos gustan dejarían de insinuarse -las muy perversas-, los gays dejarían de hacernos sentir lo profundamente ambigua que es nuestra propia identidad de machos alfa, los chicos en clase harían los deberes sin deprimirse aunque la compañera ame a otro...




Un mundo muy acogedor, sí, e insoportablemente aburrido. No se haga ilusiones, idiota, las personas que le seducen seguirán inquietándole, precisamente por eso, porque le gustan... y le gustan porque, afortunadamente, son distintas a usted. El Otro es un virus que le permite a usted vivir sin hacer proliferar cancerosamente su Yo por el mundo... el Otro le pone límites, le marea, le atrae porque le llena de vértigo y porque aparece donde menos se le espera con esa sonrisa misteriosa que usted no acaba de saber descifrar. No habrá falopitis... No dejarán de venir inmigrantes... seguirá habiendo gitanos en las calles... los mariquitas y las lesbianas no abandonaran la mesa de al lado... los niños seguirán sin obedecer... y el mundo continuará siendo un lugar desordenado e irreductible.

Por eso merece la pena.



14 comments:

Anonymous said...

La comparación entre la España inquisitorial y la Alemania del Holocausto me parece de lo más pertinente. Ambas se caracterizaron por una preocupación enfermiza por la cohesión social y la búsqueda de la solución basada en la eliminación brutal. Por medio de un feroz asimilacionismo en España y a través de un segregacionismo genocida en Alemania, con un aparato burocrático puesto al servicio de la ejecución del proyecto de limpieza étnica por iniciativa del Estado y auspiciado por la ley. Como curiosidad te diré que quien primero planteó esta comparación fue un prestigioso hispanista, Netanyahu, en una de sus obras capitales “Los orígenes de la Inquisición en la España del siglo XV”. La obra causó una enorme polémica y una gran parte de los historiadores españoles se echó las manos a la cabeza y cargó contra Netanyahu por su “anacrónica y burda comparación”. Es curioso que en España lo que podríamos llamar “revisionismo” sobre el tema de la Inquisición (la corriente histórica dedicada a minimizar sus efectos) está perfectamente aceptado en ámbitos académicos, mientras que el revisionismo sobre el nazismo es marginal e incluso en determinados países puede ser constitutivo de delito. Para que veas.

En una obra reciente titulada “Ni una gota de sangre impura” una historiadora belga, Christine Stallaert recupera estas similitudes y dice algo muy interesante. Señala que tanto en el caso español como en el alemán lo que constituyó el impulso hacia la acción genocida contra el Otro no fue tanto el odio como el enfermizo amor a sí mismo. El “Bien”, “lo puro” quedaría identificado de manera exclusivista con la esencia del propio ser.

¿No es ese mundo esterilizado el que pretende crearnos el liberalismo económico triunfante en este final de la historia, amurallando nuestras ciudades? Ciudades, eso sí, donde se han establecido esas sociedades abiertas de Popper (para quien puede disfrutarlas, claro). ¿No es el miedo al Otro lo que está haciendo del Norte una fortaleza cerrada que trata de resolver los problemas a base de operaciones de castigo en el Tercer Mundo? Por supuesto lo que nos encontramos dentro dista mucho de ser el mundo feliz augurado por los Fukuyama y compañía: un proceso galopante de marginación interior para el que pronto no habrá policía suficiente con la que defender estas bonitas sociedades abiertas.

David habla más bien de percepciones personales, no tanto de miedos colectivos como del miedo individual, el miedo a un mundo desordenado y caótico. No se me ocurre nadie mejor que Nietzsche (estupendo análisis el que hace David del filósofo del martillo en el blog de Serna) como referente para esta situación. Es preciso aceptar el riesgo de un mundo caótico y sin sentido, es el precio que hay que pagar para elevarse a la verdadera categoría humana, la del que afirma la vida.

Anonymous said...

Gracias, Tobías. Autores que conoces como Bauman o Agamben han seguido las sendas por las que deambula tu interesante comentario. Añado fuentes: Jean Baudrillard realiza análisis sumamente sugestivos sobre la experiencia de la alteridad y la tiranía de lo Mismo como destino secreto de nuestras profilácticas sociedades. David

Álvaro said...

Para todos, el otro es el otro hombre de la esquina rosada, el que nos define en como un espejo que nos diera el negativo de nuestro cuerpo y todo lo demás, todo lo que aparece en negro soy yo. Pero eso Borges ya lo dijo infinitamente mejor que yo, que no soy más que otro que lo leyó.
El problema es cuando el otro se crea para perfilar un nosotros colectivo que, al fin y al cabo, como tú bien dices, no será más que una falacia social (me hace gracia, respecto a las mujeres, que no somos más que una falocia, jeje).
No me gusta este texto por tocarte las narices y no ser otro más que te baile el agua, no me gusta porque haces un esqueleto de hilos, porque el tema se queda flaco sin llegar a comerse la solución violenta de acabar con el otro. ¿Quieres centrarte en la crítica a un estado utópico de conformes idénticos? ¿Quieres atacar al terrorista que aniquila al otro? ¿Quieres divagar sobre pitos y chochos?
Sinceremente, David, pienso que sientes la necesidad de escribir para poder, aquí, sentirte otro y poder descubrir en qué te diferencias de ti.

Álvaro

David P.Montesinos said...

Aciertas plenamente en la frase final. Tu desacuerdo es razonable, aunque no sé si entiendo lo del esqueleto de hilos. No divago sobre pitos y chochos, otorgo a eso que yo llamaría el "principio femenino" -que no es necesariamente "las mujeres"- la capacidad de seducirme, reclamo al Otro su presencia inquietante como única posibilidad de no extender la tiranía de lo Mismo hasta su propia catástrofe. "El Otro me ayuda a no extenderme Yo hasta el infinito", dice Baudrillard. Te pongo un ejemplo menos divagador que los míos. El pensador más querido por la actual derecha americano, tan feliz ella después de haber incendiado medio mundo con ocho años de Casa Blanca, habla de un "choque de civilizaciones", dando por hecho que nosotros somos nosotros y los demás son los Otros. El distinto no es aquí sino una molestia, una presencia viscosa de la que hay que desadherirse como quien se quita de encima un virus. Yo prefiero dejarme seducir por él... también si es hindú, Bombay huele mal y el Ganges apesta, ¿no te parece? Gracias por el comentario.

Anonymous said...

Por supuesto, me refiero a Huntington, la derecha española ganaría algo si leyera a este tipo y no al tonto a las tres de Pío Moa o el prolífico Vidal. David.

Anonymous said...

Por supuesto, me refiero a Huntington, la derecha española ganaría algo si leyera a este tipo y no al tonto a las tres de Pío Moa o el prolífico Vidal. David.

Anonymous said...

Voy a suponer que Alvaro es un conocido de David que ha creído conveniente actuar como aquellos esclavos que sostenían la corona de laurel en los triunfos de un general romano recordándole que, al fin y al cabo, solo era un hombre. Si no es así, que generalice llamando pelota o adulador a los que dejan aquí su contribución o que quiera tocar las narices porque se aburre en casa o no tiene otra cosa mejor que hacer me parecería un poco estúpido.

Me temo que Alvaro o no ha entendido o no ha querido entender. Lo que se está reivindicando es el reconocimiento del Otro no solo por cuestiones de respeto o tolerancia sino por el enriquecimiento que supone para nuestra propia vida. Hay una negativa firme a la homogeneización cultural por cobarde y tranquilizadora para los pobres de espíritu pero represora para el pleno desarrollo de todas las potencialidades humanas. Y ya que ha citado de manera algo confusa a Borges, si recuerda algunos de sus relatos más interesantes verá que participa de estas ideas y considera el rechazo del opuesto como contraproducente. Borges es un liberal que busca los rasgos comunes que acercan a las diferentes culturas para que la tolerancia prime sobre la confrontación; en ningún caso habla de la solución violenta para acabar con el otro porque cree que pese a las diferencias todos somos “uno y el mismo”. En el fondo es un conservador que detesta la eliminación de los antagonismos mediante métodos expeditivos puesto que esto conduce a la destrucción social.

No me parece que sea tan utópico el estado de conformes idénticos, el proceso de globalización y uniformización cultural lleva ese camino. Me importa un bledo para qué cojones escribe David, eso es irrelevante. Me interesa sin embargo aquello que dice Alvaro del “nosotros colectivo como falacia social”. Determinados “nosotros” no solamente no me parecen falaces sino una necesidad, diría solidaria, para defendernos más allá de individualismos egoístas y justificadores de injusticias sociales.

Anonymous said...

Interesante y polémica tu carta. Creo que debe ser el propio Álvaro quien la conteste.No obstante, coincido con lo de que ciertos "nosotros" son imprescindibles. Hoy he estado en la oficina que ATTAC acaba de abrir en Valencia. Cada uno de los que estaba es de su padre y de su madre... ¿cuál es el "nosotros" que les une? El mismo, creo, que une a quienes se han movilizado durante años para salvar el Cabanyal de la tiranía del ladrillo o el de quienes reclaman seguridad ante la siniestralidad laboral en la manifestación del 1 de mayo. Gracias por el post.

pdta: Álvaro es un buen tipo y nadie escribe aquí para adular, en todo caso es bien venida la discrepancia. Bien venido pues, seas quien seas. David.

Anonymous said...

Pido perdón por mi despiste a la hora de incluir el nombre. El último anónimo es Tobías.

Anonymous said...

Lo sospechaba, porque respondía a tu estilo, pero tú sueles firmar. Gracias por la aclaración. David.

Álvaro said...

¿Para qué me meteré en jardines del vecino...?
1.- Intento tocar las narices a David porque así tenemos algo de lo que hablar en las guardias de los jueves. Y porque sé que le gusta una charla más que a un sofista un megáfono.
2.- Que no entienda la mitad de cosas de las que dice y la otra mitad de las que digo yo, mira, aquí mismo te lo reconozco. Y hasta incluso te digo que no me molesta que tú te metas por el medio para descubrirlo, porque, al fin y al cabo, ¿qué quieres que te diga? Yo le hablo para que hable conmigo, no para que no se acueste con los demás.
3.- Respecto a la negativa del cobarde... buff, no sé qué decirte, lo del pleno desarrollo de las potencialidades humanas lo escucho con música de Wagner y con un regustillo final a así habló anonimustra.
4.- Respecto a que Borges era un liberal... pues... no sé yo qué decirte, teniendo en cuenta que prefirió apoyar a Videla, a Pinochet o cualquiera que fuera con tal de que Perón y el comunismo no se impusieran en Argentina... si tú lo quieres ver como liberal, vale, yo veré a Diógenes buscando una sombra en marzo.
5.- Respecto al último párrafo, creo que ahí coincidimos todos, tienes más razón que Ortega hablando del amor; no, en serio, creo que es una reflexión acertada.
De hecho, creo que todas tus reflexiones son acertadas y las mías una sarta de estupideces porque no tengo ni idea de quién fue ese filósofo que se iba de putas, porque la única frase que conozco de Diógenes es la del sol, porque no tengo ni idea de qué ponía Ortega en ese libro sobre el amor, porque acabo de descubrir que Borges apoyó a Pinochet, porque... lo que me apetece no es escucharme que yo ya me sé bastante, sino hacer que gente como David siga queriendo decir cosas que yo no entiendo.

Anonymous said...

Tu especialidad, Álvaro,es meterte en jardines, no le des vueltas. Quizá haya en mi artículo demasiada prosodia franco-postmoderna, quizá... Pero mira, me eduqué -o me deseduqué- en un colegio de curas donde las mujeres estaban vetadás. Lo que te enseñaban, aparte de las comarcas y pueblos de Vascongadas, era básicamente a ser un delator, a ser un poco menos gris que el vecino, a darse patadas sobre el campo de fútbol y a demostrarle a la sociedad que tu manera de estar en el mundo es lo suficientemente servil como para resultarle útil. Conclusión, los Otros, no solo las mujeres, los excluidos de aquel lugar digno del Vargas Llosa de La ciudad y los perros, se ganaron a mis ojos un prestigio único e inconmovible.

Otra cuestión. Cada vez que camino por el centro de Valencia, me hago la misma pregunta: ¿cuál será el próximo Starbuck´s, Mc Donald´s o franquicia americana del tipo que sea que abrirán y hará que la ciudad de mis abuelos se parezca un poco menos a sí misma y un poco más a las demás? En todas partes del mundo el mismo "paisaje urbano", las mismas marcas reconocibles con sus modus operandi característicos... todas nuestras sensaciones fritas en el mismo aceite, la tiranía de lo Mismo por todas partes... No te extrañes -volvamos a Borges- que algunos reclamemos la rebelión de los "pueblos del Espejo", todos esos Otros a los que hemos exigido comportarse como nuestros simples reflejos... En fin, gracias por tu carta y por tu amistad. David.

Anonymous said...

Mi todavía recordado y admirado, ya desde entonces, Alvaro: de haber sabido quien eras me habría envainado mi corta espada de valentón. Procuro evitar los envites en los que sé que morderé el polvo.

Tampoco yo entiendo la mitad de las cosas que dice David pero de cuando en cuando hago de hooligan para recibir unos cuantos sopapos y animar esto. Tienes razón en lo de la música acompañando frases grandilocuentes pero cambiemos a Wagner por aquello de evitar la tentación de invadir Polonia.

Tengo la sospecha, iré a cierto sitio a comprobarlo, de que sandeces solo dices las justas.

David niega que Borges sea un conservador. Pregúntale a él. Si algo he aprendido en mi disciplina es que los primeros que se entregan con armas y bagages al fascismo son los liberales.

Un saludo. Yo detestaba el cursillo aquel y era incapaz de disimular mi escepticismo. Admiro a los que son capaces de sacar provecho hasta de cosas auspiciadas por la fundación Broseta.

Anonymous said...

Asisto con ternura a vuestra renovada luna de miel. "Pregúntale a él"... Yo creo que Borges es tan reaccionario como John Ford o como Robert L.Stevenson... Grandes creadores en cualquier caso. Me cuesta hablar de gente tan poderosa en esos términos. Creo que El aleph o The searchers desbordan este tipo de planteamientos partidistas. En la obra de Borges, por ejemplo, veo por muchos recodos a algunos de los mayores críticos de la ratio contemporánea, léase Kafka o Nietzsche. Todos los que he nombrado supieron ver en la experiencia de la alteridad la posibilidad de que, en medio de la tiranía de la razón instrumental, fuera posible seguir abriendo vías al pensamiento. David.