Friday, January 01, 2010







EN DINAMARCA







No empezamos año, empezamos década, que no significaría absolutamente nada de no ser porque políticos, popes religiosos, líderes terroristas y otros personajes del show business suelen elegir fechas señaladas para perpetrar medidas de alto calado para salvarnos. En otras palabras, que en años acabados en cero tenemos todos más posibilidades de ser considerados efecto colateral de alguna guerra santa, residuo industrial tóxico o víctima sacrificial para aplacar a Kuculcán... vamos, que -por más que usted se considere insignificante- tiene más papeletas que otras veces para que algún gran diseñador de proyectos considere que es usted muy útil, siempre y cuando se deje matar un poco.



Aparte de las conspiraciones universales, los templarios, los insultos a Zp o las leyendas urbanas, entre los blogueros es común en días como hoy dar el parte de noticias del año que viene, en este caso de la década que viene. Así, lo común -porque tiene más gracia- es ubicarse con tono pesimista en el 1 de enero de 2020 y decir cosas como éstas: "En estos diez años, y siguiendo la senda de Obama, ha habido más negritos presidentes, pero han terminado siendo tan ineptos y corruptos como los blancos... Desde La Habana se anuncia que Fidel Castro está gravemente enfermo y que se prepara una apertura política... Raúl fue nombrado entrenador del Madrid y lo destituyeron a las tres semanas ("mi corazón siempre será merengue", dijo al conocer la noticia)... Manuel Fraga empezó a perder poder paulatinamente entre los populares gallegos..."


En fin, mejor lo dejo, que tampoco es tan divertido.




Ya puestos a hacer valer la máquina del tiempo para situarnos en el futuro, prefiero ponerme serio y hacerles partícipes de la indignación que ahora mismo debe tener cualquier persona de bien por la prisión incomunicada de Juantxo López de Uralde y sus tres compañeros de la organización Greenpeace. El dirigente de la organización en España y una compañera encontraron la manera de hacerse pasar por aristocráticos invitados a la recepción real que se realizó con motivo de la Cumbre sobre el cambio climático en Copenhague. Una vez dentro del palacio desplegaron la pancarta correspondiente y denunciaron lo que todos sabemos, que la cumbre no es más que un simulacro. "Es que ahora no nos viene bien... es que nosotros también tenemos derecho a enguarrar el aire... es que yo no me puedo permitir...". Sí, vamos, que hay que reunirse porque los verdes, Al Gore y algún otro pelmazo han extendido eso de que hay cambio climático y tiene que parecer que los líderes hacen algo y andan preocupados por el tema. La Cumbre tenía un final feliz, los jefazos chismorreando sobre lo buena que está Carla Bruni y todos poníéndose hasta el culo en la cena fin de fiesta... Lástima, Juantxo y compañía les amargaron el paisaje, y eso que el Estado danés hizo mucho para que todo saliera bien, empeñado en reprimir "contundemente" las protestas en la calle. Pero nada, Greepeace recurrió como tantas veces en su ya dilatada historia reivindicativa a la astucia, jugó con las mismas armas del enemigo -vestir a dos de los suyos de aristócratas de rancio abolengo- y consiguió, no solo hacer llegar su protesta sino además, de rebote, evidenciar lo perverso de la lógica de los poderes públicos, los cuales son convocados supuestamente desde la ética, pero terminan demostrando que están muy poco dispuestos a aceptar el disenso.
Sí, sí, ya lo sé, Juantxo y su compañero cometieron "delitos" como la usurpación de identidad, la violación de un acto oficial... claro, al Gobierno de Dinamarca le preocupa mucho la legalidad. Y le va a preocupar más si la legalidad internacional se deja guiar por un principio básico de justicia, pues creo que es el gobierno danés el que algún día tendrá que rendir cuentas ante los tribunales por la barbaridad que está cometiendo.





En cualquier caso, Greenpeace ha conseguido ya lo que pretendía. Y lo ha hecho desde una estrategia de desenmascaramiento de la que todos deberíamos aprender. Está, insisto, en la historia de Greenpeace: propaganda hábil y con pegada, ironía que devuelve a los poderes el reflejo de su propia hipocresía, labor de investigación seria y fundamentada pero orientada a una propaganda con grandes connotaciones emocionales, independencia y autofinanciación respecto a los gobiernos... Y todo ello sin consentirse un solo procedimiento violento.





¿Una conclusión? Desde el principio todos sabíamos que la Cumbre sería un simulacro. Lo sabían los convocantes, lo sabían los mandarines y lo sabía Greenpeace, sencillamente porque aplicar medidas contra el cambio climático no es inmediatamente rentable, y mientras ese criterio -el de la rentabilidad inmediata- no deje de regir nuestras sociedades, seguiremos caminando hacia el abismo. Eso sí, uno siempre puede confortarse escuchando a los negacionistas que dicen que Al Gore miente, que el cambio climático es una invención conspirativa, que en Greenpeace hay tramas oscuras... En fin, lo de siempre. Les invito a pegarse una vuelta por las publicaciones de todo tipo que defienden este tipo de posturas y se darán cuenta de que quienes niegan el cambio climático lo hacen con similares argumentos a los que hace más de un siglo refutaban el "contubernio"evolucionista.
Mientras tanto, volveré a ese recurso muy blogger de avanzarme al futuro, y se me ocurren las siguientes noticias-resumen de la de década en el primer noticiario del año 2020.




1. Juantxo López de Uralde y sus compañeros fueron liberados el Día de Reyes de 2010. Un tribunal internacional obligó a los jueces daneses a eliminar los cargos e instruyó un procedimiento contra el gobierno de Dinamarca por terrorismo de estado.





2. Durante estos diez años los ciudadanos han entendido por fin que el control de la natalidad es un factor clave para la supervivencia de la especie. En el Vaticano siguieron sin entenderlo, pero durante esta década han dejado definitivamente de hacerle caso, de ahí que Benedicto XVI haya agudizado su característica cara de mala hostia.

3. Los ciudadanos han entendido que pueden vivir con menos y que la obsesión por el Crecimiento era uno más de esos grandes relatos a modo de religión con los cuales se nos mantiene lo suficientemente hipnotizados como para poder engañarnos a placer.

4. El peatón se convirtió en la nueva especie protegida, el gran agente de reivindicación que consiguió que la idea de unas ciudades peatonalizadas en todo su centro histórico y libres de humos y de ruidos dejara de ser una utopía.





5. Se entendió que el hambre y la injusticia eran verdaderas cuestiones ecológicas...

6. Los ciudadanos se dieron cuenta -al fin- de que los políticos no iban a resolverles la vida, de modo que dejaron de perder el tiempo echándoles la culpa de todo y suponiéndoles un poder que no tienen, y encontraron el coraje para buscar soluciones por sí mismos. El asociacionismo civil ha sido el gran protagonista de la década. Por contra, no ha sido una buena década para los gobernantes carismáticos... A la gente dejó de hacerle gracia Berlusconi, Sarko perdió el poder y luego a su novia -"¿no creerías que estaba contigo por lo guapo que eres?, dejo escrito ella en su carta de despedida-... en general les ha ido bastante mal a todos, incluso a Chávez, que perdió su programa de televisión Aló, Presidente por falta de audiencia.

...En fin, sigan ustedes si quieren. Y antes de eso pásense por la web de Greenpeace y firmen el documento de apoyo.

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