Friday, February 11, 2011







CINE ESPAÑOL





En un cine medio vacío asisto una tarde a la proyección de Balada triste de trompeta, un film que recoge como mínimo la misma cantidad de excesos y contradicciones que de indiscutibles hallazgos. Hay momentos verdaderamente geniales, de esos en los que, por la vía de lo desmesurado, los personajes alcanzan las cumbres del valor y la gloria después de haberse arrastrado por las simas de la inmundicia. Todo es muy valle-inclanesco, como uno de esos guisos de pueblo, donde se le echa al perol tanto de una cosa y de su contraria que uno sabe que, al menos, la experiencia gastronómica va a dejar trazas considerables en su memoria y en su estómago. No termino de comulgar con la poética de Alex de la Iglesia: a veces me resulta irritante, creo que cuando se le descontrola la vena gamberrista, y otras veces parece a un paso de deslumbrarme... Siempre a un paso, pero para acabar desmoronándose toda su credibilidad en el momento crucial.




En cualquier caso no es esto lo que quería contarles, ni tampoco apostar sobre si se llevará cuatro o seis estatuillas de los Goya, cosa que importa bien poquito. En aquel cine, al acabar la película, escuché a dos jóvenes despotricar con verdadera ira sobre el film. Uno gritó varias veces "¡Vaya mierda de película!" Tras repetirlo, aumentó en mí la sensación de que -no sé por qué- los airados imberbes nos echaban la culpa de todo a los dos o tres adultos que habían compartido con ellos el visionado del film, acaso porque no parecíamos nada dispuestos a quemar el cine ni a llenar de escupitajos la pantalla de la sala. Y aumentó, sobre todo, con el siguiente grito encolerizado, un a modo de amenaza de uno de los mozalbetes sobre la grata experiencia de aquella tarde: "¡No vuelvo a ver una película española en mi vida!"

Interesante, vaya que sí. Esto es como si una mujer me pone los cuernos y yo decido por ello no volver a tratar con mujeres en mi vida, puesto que "son todas unas putas". O como si leo el primer examen y ya decido que todos merecen el suspenso. O como si un francés no me devuelve el saludo y ya decido que por tierras galas son todos un poquito descorteses...

Es caracterísitico de mentes poco formadas establecer generalizaciones inadecuadas. Me apena porque, por mi condición profesional, asisto con demasiada frecuencia a situaciones en las que me convenzo entristecido de que en algunas cuestiones la batalla por educar a las jóvenes generaciones está perdida. Ésta, sí, es también una generalización igualmente peligrosa. Pero es que temo que el abusivo prejuicio que hacia el cine local manifestaba el airado está profundamente instalado en la sociedad española, y por cierto no sólo entre los jóvenes.





Es sorprendente que la consideración exterior de nuestro cine no dé ni mucho menos como para bajarnos la autoestima. Será por Almodóvar, me dirán. Puede ser, pero antes de Almodóvar hubo oscars para Garci y para Trueba. Entiendo que a personas que han formateado sus cabezas viendo eso que se llama "cine de acción" -películas de digestión rápida, efectos deslumbrantes y abundante ensalada de terremotos, músculos y tías superbuenas que reparten hostias como panes- les resulte estomagante una película como "Pa negre", de Agustín de Villaronga.



Lo lamento, lo lamento de veras, pero no queda otra que pelear. No se trata de promover el cine nacional por espíritu patriótico ni ninguna tontada de esas que, en el fondo, suena mucho a consigna futbolística. Se trata más bien de enseñar a la gente que los gustos se educan; que cuando algo nos parece "lento" es porque, a lo mejor, nos han inculcado tanto la velocidad que no hemos aprendido a disfrutar de los silencios y las pausas; que no entendemos que el cincuenta por cien de un gran actor es su voz -no la voz doblada, desde luego-; que nada es más conmovedor que aquello que habla sobre personas que se parecen a nosotros...
En fin, no creo que vea por la tele la gran fiesta del cine español, léase Premios Goya, pero sí he visto sus películas. Las de este año, pero también las de otros tiempos, algunos remotos. Ojalá alguno de mis alumnos llegue a entender por qué nos influyó tanto el cine de Berlanga, por qué amamos tanto a Buñuel o a Fernán-Gómez, o por qué cada vez que vemos los sucesos de un telediario nos acordamos de Muerte de un ciclista o de Atraco a las tres.

8 comments:

Tobías said...

Es probable que si estos airados jóvenes hubieran visto una película de Godard su conclusión sería que los franceses utilizaban la industria del cine como un arma de destrucción masiva. Y si, por un casual, hubieran entrado en una sala donde se proyectaba una de esas cosas que hace Jennifer Aniston o Jim Carrey, pensarían que la comedia americana es una de las siete plagas de Egipto que continua castigando a la humanidad pecadora.

Respecto al cine español ya sabes que existe un prejuicio hacia lo nuestro, me imagino que es debido a nuestro tradicional complejo de inferioridad que nos lleva siempre a pensar que lo de fuera es mejor. Hay razones que lo justifican: a nuestros padres y abuelos les colocaban la españolada de turno, ya fuera el espanto folclórico de Carmen Sevilla o la militarada patriótica de Alfredo Mayo, antes de ver una película de verdad, lo que equivalía en ese tiempo a cine americano. El cine americano, que ha modelado nuestro gusto, sigue marcando la tendencia: es aparente, se gastan dinero, no deja respiro y, gracias a la globalización, se adapta a nuestros gustos cuidadosamente moldeados desde hace décadas. El cine español parece el hermano pobre, más modesto, más cutre, con comedias costumbristas de medio pelo como producto estrella y luego, cuando salen las películas de las primeras figuras, nos encontramos con los caprichos onanistas de Medem, los insoportables melodramas de diseño de Almodóvar o el clasicismo conservador y enfermizo de Garci.

Por desgracia Fernán Gómez se murió hace tiempo y Berlanga, cuando Azcona empezó a dedicarse a otras cosas, se quedó en un director caótico que rodaba películas sin alma. Tal vez el signo de los tiempos sea ese “Atraco a las tres” que nombras: observa las diferencias entre la versión de Forqué con la que se perpetró hace poco a mayor gloria de Elsa Pataky. Sí, el gusto se educa, el ritmo de una película de Wenders es el que tiene que tener y un minuto de una película de Kaurismaki merece más la pena que toda la producción descerebrada de lo que los americanos llaman “non stop action”. Lo que pasa es que no acabo de ver en nuestro cine patrio a los Buñuel, Erice o Berlanga que sirvan de referente y desmientan el exabrupto de los dos jóvenes. Cuyo gusto, seguramente, estará forjado en la basura más infecta del cine de Hollywood.

David P.Montesinos said...

No te muerdes la lengua a la hora de adjetivar, como veo. Antes que nada, debo reconocer que comparto la antipatía por el cine de Médem -por casi todo él- y por el del oscarizado Garci. Tengo sin embargo más que decir en favor de la filmografía de Almodóvar, que me parece lo suficientemente larga y compleja como para mandarla sin más al cesto, por más que sus trabajos de los últimos tiempos han dejado de interesarme.

Ciertamente, no nos encontramos ahora mismo un Buñuel o un Berlanga. Más que una cuestión de genio -que supongo que también- estamos ante un problema de contexto y, sobre todo, de público. No es imaginable ahora algo que se pareciera ni remotamente a El verdudo ni a Un perro andaluz. No es sólo que el arte -el cinematográfico y los demás- haya derivado por otros mares, es sobre todo el contexto social el que no hace concebible un producto así, sobre todo porque no tendría un público capaz de interpretarlo.

Dicho lo cual, y pese a que no ha sido un buen año en las cifras para el cine español -supongo que porque no han estrenado Torrente 4-creo que las películas que suenan para los premios merecen la pena.

David P.Montesinos said...

Sigo. No he visto "Buried" porque soy un poco aprensivo para los espacios claustrofóbicos, pero las otras tres -pese a que tengo matizaciones que hacer a cada una de ellas- me parecen honestas y apasionadas, creo que deben verse en definitiva. Concretamente la de Iciar Bollaín creo que a ti te merecería mucho la pena.

Por otra parte, y mucho más allá de los tiempos de los héroes, creo que se han hecho por estos lares films de un enorme valor. Por ejemplo, y ya que detestas a Almodóvar, yo opino que "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" es un film esencial, y que "Hable con ella" está cerca de ser una obra maestra. Te lo digo yo, que soy poco almodovariano.

Déjame que te nombre algunas otras del último cuarto de siglo y que me parecen excelentes.

-La vida secreta de las palabras (Coixet)
-La soledad (Rosales)
-Tasio (Armendáriz)
-Días contados (Uribe)
-El viaje a ninguna parte (F-Gómez)
-Secretos del corazón (Armendariz)
-Barrio (Aranoa)
-La ley del deseo (Almodóvar)
-La buena estrella (Franco)
-El bola (Mañas)
-Noviembre (Mañas)
-Solas (Zambrano)
-Te doy mis ojos (Bollaín)
-Camino (Fesser)
-Belle epoque (Trueba)
-Los lunes al sol (Aranoa)
-Tesis (Amenábar)
-El sueño del mono loco (Trueba)
-Obaba (Armendáriz)

Creo que me dejo algunas, se quedan un poquito atrás en el tiempo productos tan excepcionales como El espíritu de la colmena. No hay un Hitchcock ni un Ford ni un Welles por aquí, pero creo que todas las películas que nombro son maravillosas. Pero insisto en que hay más: en un ranking de las películas españolas de la década, me encuentro con algunas que no te he nombrado y acaso lo merecerían: La caja 507, En construcción, La vida mancha, Celda 211,Smoking room, Mi vida sin mí. Y eso si no me voy a coproducciones, por ejemplo con Argentina. "Roma", de Aristaraín es uno de los films más bellos y profundos que he visto jamás.

Anonymous said...

Sr. Montesinos, qué experiencia. Me refiero a la de esos jóvenes airados que aprovechan una película de Álex de la Iglesia para condenar a todos los cineastas españoles. Por Dios, ¿para cuándo el aprendizaje de la lentitud? La demora, señores, la demora.

Aprovecho para decirle que yo sí veré la entrega de los Goya 2011. Me chiflan estos eventos.

Abrazos,
Justo Serna

Tobías said...

He leído el comentario del señor con apellido mitad de cartelista del bando nacional y mitad de director del Tajamar de Madrid. ¿Ves? A esto me refería, la respuesta que le das es ponderada y contundente, respetuosa pero sin concesiones. A mi me ha puesto enfermo súbitamente, he tenido ganas de coger el famoso palo de Baroja y perseguir a los meapilas sin piedad hasta el convento más cercano, confío que al llegar ya estaría más calmado.

Acepto lo que dices de Almodóvar porque le dedico tan poca atención que es muy probable que se me escapen cosas. Lo veo un poco en trazo grueso, desde el sainete casticista y zarzuelero al melodrama desaforado de dudoso gusto, todo con ese inevitable toque Almodóvar que no me hace ninguna gracia. Por interpretar un poco el contexto del que hablas me imagino que se trata de los límites que el mercado impone a la cultura, la promoción de un cine cada vez más simplista que recluye otras propuestas en círculos cada vez más cerrados, cada vez más rígidos, cada vez menos dispuestos a intentar una aproximación a un público que acepte desmarcarse.

Tras la lista de películas que proporcionas creo aún más aventurado el diagnóstico que hice sobre el cine español, hay muchas que no he visto. Me gustan Tasio, Secretos del corazón, El viaje a ninguna parte, incluso estoy dispuesto a aceptar que Tesis es un ejercicio de estilo de un tipo de gran talento. Pero, vamos, lo de Belle Epoque me parece excesivo: es como si a Renoir le hubiera dado un ictus y hubiera intentado hacer la película que tenía en mente con sus facultades mermadas de manera irremediable. Por cierto, también me gustan mucho “En construcción” y “Roma”.

David P.Montesinos said...

Hola, Justo, al final yo también he visto la gala, casi toda ella. Con friki incluido, ya sé que tiene usted larga experiencia en el tema de los actos públicos que alguien revienta...

David P.Montesinos said...

Hola, Tobías. Yo agradecí en su momento al señor en cuestión su intervención. Me pareció que no había leído bien mi artículo y que sus argumentos eran más "viscerales" que otra cosa. Ningún enfado por mi parte, pues. Lo que sí me decepcionó es que no se aviniera a leer y contra-replicar mi respuesta. Es un poco "entro, le insulto un poco, le suelto los cuatro tópicos y ya no me vuelvo a pasar". Eso es lo único que de verdad lamento del pequeño rifi-rafe. Insisto en que, pese a todo, me parece valiosa la gente que no se sirve de un nick.

A mí sí me gustó Belle epoque. Hace mucho que no la he visto, pero, aparte de que soy fan de Fernán-Gómez, creo que trata de ofrecer una imagen hedonista y desenfadada de una España que intentaba salir de la Edad Media, del moralismo rancio, todo ese integrismo católico que no soportaba tanta liberalidad de costumbres como la que se respiraba en aquella casa. En cierto modo, Belle epoque es una celebración de todo aquel epicureísmo burgués, tan mediterráneo, que tuvo su papel en el surgimiento de la República, la cual no se alimentó únicamente -esto no debemos olvidarlo- de gente hambrienta y enfadada.

Anonymous said...

Imágenes que perduran... Detrás de ellas hay una historia, de la que sabemos poco o mucho.

Echamos un vistazo a un fotograma de 'El espíritu de la colmena'. Yo me sigo conmoviendo. ¿Qué hacen ambas niñas en la vía del tren? Estamos en Castilla, hacia 1940, y en esa meseta unos raíles anuncian lo que aún está por venir.

Un chica aguza el oído. Escucha la vía, el tren que llegará. La otra muchacha mira al frente con ojos inquisidores y aturdidos. Ambas llevan su uniforme y su cartera escolar.

Vi esta película en 1974. Aún no me he repuesto.

Abrazos,
Justo Serna