Friday, February 21, 2014

AFORISMOS PARA FASTIDIAR







1. "Indiferencia", "hastío"... los conceptos más utilizados por la secta depresiva -esos pensadores que intentan convencerte de que sólo puedes estar contento si eres gilipollas- me resultan lejanos. Yo no me harté jamás del mundo, no he tenido tiempo, siempre temí que él se hartara antes de mí. 

2. Tiene razón el profesor Keating cuando en El club de los poetas muertos repite "carpe diem" a sus alumnos mientras les muestra las viejas fotos de sus predecesores, los cuales vivieron casi un siglo antes, y que ahora, pese a su pose despreocupada y sonriente, se encuentran ya criando malvas. Esos retratos hablan de una juventud ilusionada y exultante, su felicidad parecía inconmovible cuando la cámara creyó detener el tiempo. Pero éste no se detiene jamás y, desde el polvo en que se convirtieron, sólo pueden sugerirnos con sus voces de ultratumba que exprimamos el limón del instante y que
gocemos de su sabor como si fuera lo último que hubiéramos de hacer, pues, de alguna forma, estos son nuestros últimos momentos. La paradoja es que no somos capaces de asumir esta gran verdad, la única que realmente importa, en todas sus consecuencias. Si lo hiciéramos degustaríamos la cena como si se tratara de la última gracia del condenado a muerte, pero nadie puede vivir así permanentemente. En esa grieta incompresible se instala nuestro agitación cotidiana: debemos gozar de la bocanada que ahora mismo llena nuestros pulmones, pero justo cuando empezamos a entenderlo ya no somos jóvenes y nos duele la próstata o vivimos ateridos por el miedo a que el próximo análisis nos advierta de lo que vamos a morir o que nuestros allegados se rompan la crisma en una carretera. 

3. Si una misteriosa infección dejara el planeta sin mujeres tan solo me tomaría unos minutos en preparar la forma más eficaz e indolora de suicidarme.  

4. Desengáñense, no hay manera de saber qué va a pasar. El destino es un especialista en ironías. Justo cuando algo parece más inevitable hace sonar el cuerno de la fortuna para burlarse de nosotros. Tiene una lógica, sí, pero como en los grandes relatos, su sentido sólo se vislumbra a posteriori, cuando ya conocemos el final. 

5. No confíes jamás en alguien que presuma de su sentido del humor. Alguien así es tan risible e ingenuo como el que afirma que "mi mujer me lo cuenta todo" o el que cree poder exigir a los demás que le quieran. El humor, como todo lo que es grande en la vida, proviene de terribles frustraciones, heridas mal cicatrizadas, esperas interminables e infructuosas, inseguridades no resueltas... Sólo empiezas a tener sentido del humor cuando has hecho un ridículo espantoso, cuando te percatas de lo banal de tus ambiciones, o cuando asumes que estás hecho de la misma pasta que aquellos a quienes más detestas. 

6. La Razón es un error, un imprevisto en el programa de la naturaleza, un fallo de reduplicación que da lugar a un mono loco. No parece que asumamos las consecuencias de esta evidencia: la prueba es que seguimos escandalizándonos por el amor que mucha gente le tiene a Berlusconi o por qué los mandarines sigan contratando a Calatrava. 

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