Sunday, February 09, 2014

¿QUIÉN TEME A NAOMI KLEIN?


La revista Pasajes de pensamiento contemporáneo ha sido nuevamente generosa conmigo, y me ha publicado un artículo del que estoy orgulloso: Globalización, consumo y resistencia. Me gustaría decirles que merece la pena pagar los diez euros por mi escrito, pero sería deshonesto e inexacto. 

Siempre merece la pena, pero el número de este cuatrimestre de la revista que dirigen Pedro Ruiz y Gustau Muñoz para el Servei de Publicacions de la Universitat de València es excelente. Además de una reseña de mi amigo Paco Fuster, encontramos un semimonográfico sobre las causas y los procedimientos de la corrupción en España que considero de imprescindible lectura, con trabajos de gente muy valiosa y que no escribe a gritos ni desde un vacuo partidismo. Les recomiendo en este sentido la entrevista con el político socialista Ángel Luna, que tanto protagonismo -seguramente para su desgracia- obtuvo durante años con sus denuncias en solitario de una corrupción que, en pleno apogeo del Consell de Francisco Camps,  parecía convertirle en una especie de leproso. Imprescindible también el artículo del filósofo Roger Chartrier sobre el problema de la representación, o el de Darlei Dall´Agnoll en contestación al prestigioso profesor Vicente Sanfélix, experto como su interlocutor en una figura tan decisiva para la filosofía contemporánea como Ludwig Wittgenstein. 

Mi artículo iba inicialmente a publicarse con el título ¿Quién teme a Naomi Klein?, que nos pone sobre la pista de su propósito: defender la vigencia y la solidez de las propuestas de análisis crítico del capitalismo contemporáneo que convirtieron a la autora del ya mítico No logo. El libro negro de las marcas en inspiradora -e instigadora- de los movimientos alterglobalización que empezaron con las protestas de Seattle hace quince años y encontraron en España uno de sus ecos más relevantes con el movimiento de los Indignados del 15-M. 

En el trabajo que presento trato de desmontar algunos de los prejuicios desde los que se ha intentado extender el descrédito e incluso el escarnio o la burla sobre las bases intelectuales y morales de los llamados movimientos anti-sistema. En concreto examino la propuesta de un ensayo muy leído hace una década, Rebelarse vende, de los canadienses Heath y Potter, donde se denuncia la impostura de la insurgencia nacida de Seattle por la vía de asociar escritos como los de Klein con las modas del consumo hedonista nacidas de la contracultura de los sesenta. 

Para Heath y Potter, Naomi Klein no parece ser mucho más que una pija de izquierdas incapaz de entender que la estandarización de la producción en las sociedades de masas es la condición para que el bienestar se abarate y resulte asequible a la mayoría de la gente. La gente como Klein -supuestamente adicta a las medicinas naturistas, las filosofías orientalizantes y la hipocresía de las empresas éticas- es según estos autores responsable de haber banalizado y aburguesado los parámetros de la causa proletaria tradicional, convirtiendo la izquierda en la forma que los jóvenes burgueses adoptar hoy para distanciarse del vulgo. Lo que Klein no entendería  entonces es que el mecanismo por excelencia que activa permanentemente el consumo es el deseo de ser especial, de distinguirse de la masa y presentarse como cool ante nuestros congéneres. 

Esta visión es falsa, oportunista y demagógica, y lo es porque estrecha y parodia los planteamientos de No logo y los nuevos movimientos sociales, maniobra que conviene desenmascarar y desactivar, pues su fin es evitar que textos tan esenciales como éste sean leído y desencadenen tomas de conciencia incómodas para las élite económicas y políticas que dominan el mundo. 

Mi argumento principal consiste en que la pavorosa recesión económica que sobrevino en Occidente poco después de la publicación del libro de Heath y Potter refuerza las posiciones de los que iniciaron el ciclo de protestas contra el Foro Mundial y otras instituciones responsables del actual stablishment global. Lejos del romanticismo utópico e intransitivo en que convierten No logo, el texto se nos revela ahora como una serie muy bien fundamentada de advertencias respecto al riesgo de precarización laboral y corrosión del espacio de lo público que se cernía sobre nuestras sociedades como consecuencia de la interpretación neoliberal hegemónica en el modelo de globalización que sufrimos.

Con la publicación en 2007 de La doctrina del shock, ya al borde del crack financiero que sacudió al mundo capitalista desde los EEUU,  Klein confirma y desarrolla muchas de las intuiciones reveladas en su primer texto. Precarización, abismo social, destrucción de los tejidos productivos locales, claudicación de la política ante la macroeconomía, corrosión del estado social... Conocemos sobradamente todos estos síntomas, pero el estudio de Klein los pone certeramente sobre la mesa inmediatamente antes de la catástrofe. Klein denuncia en el modelo de globalización impuesto la influencia de ideologías neoliberales que, bajo la aureola intelectual de Milton Friedman, y con el reagan-thatcherismo de los ochenta como causa efectiva, terminarían desencadenando la tragedia de la que ahora nos lamentamos, cuando hemos entendido demasiado tarde que el ideal del mercado libre como motor de la democracia y el bienestar es sólo una panoplia para justificar las grandes fortunas y el poder omnímodo de la banca y las multinacionales. 
 
La doctrina del shock es a mi entender uno de los textos más imprescindibles de las últimas décadas si lo que pretendemos es entender las causas profundas de los males que nos aquejan. Nada más lejos de los sarcasmos de Heath y Potter, de los que se diría que su pretensión es que no leamos a Naomi Klein. Es más bien su texto, exitoso en inicio, el que parece haber quedado obsoleto y destinado al olvido.  

4 comments:

Anonymous said...

Amigo Montesinos: he leído tu ensayo y es un completísimo balance de lo que ha venido discutiendo durante los últimos años en torno a un tema que, ya de por sí, es confuso. Las teorías sobre el movimiento antiglobalización o antisistema son tan fluctuantes (como el propio movimiento y su nombre), que uno nunca sabe muy bien si lo que lee es actual o si ya ha caducado nada más nacer. Como digo, una lectura muy recomendable la de tu artículo, que encaja perfectamente bien en un revista cuya función es precisamente esa: poner sobre la mesa las diferentes cuestiones que se dirimen en el pensamiento contemporáneo.

"Pasajes" es una muy buena revista que, por la calidad de sus contenido, debería tener una repercusión mayor. Sin embargo, pasa inadvertida por su formato en papel (ese tipo de revistas sobre temas tan actuales deberían salir necesariamente en formato digital, o bien con una periodicidad más regular) y por su pésima distribución, que la impide llegar más allá de la poco transitada librería de PUV.

Un abrazo y mi enhorabuena por ese artículo. Esperamos el siguiente muy pronto.

Paco Fuster

David P.Montesinos said...

Hola, querido Paco. Acabo de leer tu reseña, que por cierto ha llamado la atención de algún allegado mío, especialmente sensibilizado con el tema que trata el ensayo de Xavier Pericay al que se refiere tu trabajo. Has investigado acontecimientos previos a la proclamación de la II República que desconocía. Coincido en el problema relativo a la distribución de Pasajes y el asunto de la publicación en papel. Lo ideal, creo, es que ésta pudiera mantenerse pero que los artículos fueran accesibles a través de la red. Debemos entender que los mecanismos de difusión de la información han mutado en nuestro tiempo. En cualquier caso, aparte de la librería que la Universitat de València tiene junto a la Avenida Blasco Ibáñez, la publicación se puede adquirir en el edificio Octubre, en pleno centro de Valencia. Yo recomendaría la suscripción, que se puede obtener a través de la web de Pasajes.

El problema con los movimientos alternativos a la globalización neoliberal consiste en que son justamente lo que nos está pasando ahora, y esto determina un cierto clima de incertidumbre que afecta especialmente, creo, a los estamentos académicas. Creo que, al contrario que algunas publicaciones más o menos urgentes y con "pegada" editorial potente pero efímera -pienso en el "Indignaos" de Hessel-, el trabajo que viene realizando el denso equipo que rodea a Naomi Klein es sumamente serio. La doctrina del shock, insisto a riesgo de ponerme pesado, me parece una lectura imprescindible, por encima incluso del mítico No Logo.

Anonymous said...


Alejandro Lillo

Don David, impresionado quedo tras la lectura de su excelente artículo para la revista Pasajes. Lo volveré a leer y a releer, y pienso citarlo en breve. Su trabajo ha sido magnífico y, más allá de las prácticas que Naomi Klein trata de desvelar, más allá de las iniciativas que propone, me ha interesado especialmente su análisis del esfuerzo que Heath y Potter realizan por desprestigiar a la autora. Ya sabe, uno siempre barre para casa, pero a través de su escrito puede apreciarse cómo es también en el terreno de lo cultural donde se dirime un combate fundamental por la hegemonía. Escritos como el de Heath y Potter hay miles y han contribuido sobremanera a perjudicar la imagen y los principios que defiende gente como Klein. Su, texto (“Globalización, consumo y resistencia”), evidentemente, se posiciona, y contribuye a inclinar la balanza hacia el otro lado.

Enorme artículo, don David. Muchas felicidades.

David P.Montesinos said...

En primer lugar mi agradecimiento por su generosidad, Alejandro, gracias de verdad, un elogio sincero y proveniente de alguien en cuyo juicio confío -usted entre otras cosas es un tipo que lee muchísimo- resulta gratificante y confiere ánimo y, quizá, también una miaja de vanidad que tampoco está mal permitirse de vez en cuando.

Debo decirle que una vez leído el texto publicado hay algunas cuestiones formales que modificaría, aunque -como muy bien sabe usted- eso suele pasar casi siempre que lo que uno ha escrito sale al aire. Me costó bastante tiempo y esfuerzo el artículo porque los dos más célebres trabajos de Klein son extensos y resultan de esfuerzos de investigación que, bajo la dirección de la escritora canadiense, te sumergen en una tormenta arrolladora de datos y razones. La reflexión que nos asalta a medida que avanzamos en La doctrina del shock conduce a conclusiones pavorosas sobre el colapso del capitalismo contemporáneo. Un abrazo, Alejandro, para usted y para su familia.