Saturday, November 08, 2014


ALGUNAS COSAS DE LA DERECHA QUE VAN A TENER QUE EXPLICARME CUANDO ENCUENTREN UN RATO.

Me tengo por persona sensata, seguramente porque cada vez que me sorprendo en medio de algún empeño delirante y pongo en duda mi lucidez, de inmediato me sale al paso algún allegado o vecino para convencerme con su conducta de que yo, después de todo, no estoy tan mal. Ese yo morigerado pretendió durante años la existencia de una derecha razonable, moderna y dialogante, vamos, eso a lo que Aznar se refería cuando hablaba del PP como un partido "centrado". 

Ya hace años que llegué a la conclusión de que el esfuerzo es esteril, de que nuestra derecha se parece más que nada a Torrente, de manera que no podemos permitirnos el lujo de esperar que se vuelva civilizada, pues el sector de la ciudadanía al que representa el PP no quiere políticos moderados ni afectos al debate y el intercambio de ideas. Es más, pese a lo que manifiestan en público esos votantes, ni siquiera desean que sean personas íntegras, pues una y otra vez insisten en acudir a toque de corneta a votarles, y lo seguirán haciendo el día que el PP convierta España en un patio de Monipodio, de lo cual por cierto va camino . 

Se explica así por qué en asuntos tan serios como el de la oleada secesionista catalana la actitud del Gobierno esté pareciéndose a la que los pirómanos adoptan con los bosques en los días más calurosos. "Al enemigo ni agua", consigna que gobierna su comportamiento, equivale a llenar a ese enemigo  de razones y fortalecerle ante sus partidarios... Una actitud irresponsable pero que tiene un motivo nada cándido: les da votos en el conjunto de España, y no parece que los votos vayan a sobrarles. 

Les confesaré algo sin disimular mi rubor y alegando aquello de "lo siento, no volverá a suceder": estoy entre quienes en algún momento creyeron que Ruiz Gallardón encarnaba ese modelo liberal y progresista de conservadurismo razonable que yo consideraba tan necesario para la modernización política del país. ¿Qué pasa? ¿Ustedes no meten la pata hasta el fondo nunca? Y el problema no es Ruiz Gallardón, el problema es que ese conservadurismo no existe en España, y de poco valdrá que algún otro farsante trate de ocupar ese lugar que Gallardón abandonó cuando descubrimos que su buen talante ocultaba a un rabioso falangista. La única opción es evitar que esa derecha continúe en el poder, y sobre todo, en cuanto caiga, que no retorne. 

De momento me conformaré con formular unas cuantas dudas y duermevelas a un hipotético conservador razonable, por si alguno encuentra un ratito para planteárselas. Helas. 

1. Vengo oyendo a los neoliberales hablar del Estado como el Mal desde hace un huevo de años. La letanía es sobrado conocida: las instituciones públicas fiscalizan el intercambio mercantil y con eso no hacen sino burocratizar el sistema y volverlo lento, ineficiente y esclerótico. "No intervengan, señores estadistas, el mercado nos va a salvar a todos." El día que los agentes financieros, por su propia irresponsabilidad, nos llevan a todos al desastre, entonces corren histéricos llorando para pedirte a las administraciones públicas, es decir, a nosotros los ciudadanos, que les rescatemos. Me lo expliquen.

2. La gente de derechas que conozco habla con emoción reverencial del mercado y de la sociedad civil, pero es sorprendente la cantidad de personas así que deben su fortuna a la generosidad que para con ellas han tenido las arcas públicas. Unos han obtenido licencias para negocios porque se llevan muy bien con los políticos, otros han aprovechado sus despachos públicos y sus contactos para lucrarse en lo privado, otros recogen subvenciones con una mano mientras con la otra evaden los impuestos a algún paraíso fiscal... Y luego, claro, están los que simplemente nos roban a todos de forma directa, metiendo la zarpita en el saco para, como vulgares delincuentes, forrarse ilícitamente. Para no gustarles lo público parecen sentirse muy cómodos en sus territorios. 

3. La derecha española, tan católica ella, comulga con los más exaltados de entre el alto clero que amenazan con enviarnos a todos el infierno por aceptar la legalidad del aborto. Creen en la familia, dicen, pero nunca les veo posicionarse en favor de las mujeres cuando exigen la conciliación familiar. O lo que es lo mismo, les parece estupendo que cuando una mujer cae demuestra su falta de profesionalidad y opta por quedarse embarazada, el jefe la ponga de patitas en la cola del paro. No hay nada más lindo que la familia unida.  

4. La alianza oligarquía-Iglesia es indestructible en la historia de España, no me sorprende: juntos les fue siempre muy bien. Que los señores de la sotana no quieran pagar el IBI como santamente hacemos todos se explica porque los seres humanos somos egoístas por naturaleza, pero tiene su gracia que quienes atacan el intervencionismo estatal defiendan con tanto fervor que entre todos tenemos que sufragar la actividad espiritual... La católica, claro, no sea que se quieran colar los musulmanes o los Testigos de Jehovà. Mola mucho también que tengamos que pagarle el cole a quienes llevan a sus vástagos a las escuelas concertadas, las cuales pueden elegir a sus alumnos y competir así deslealmente con las escuelas públicas. Vivan la libre competencia y la igualdad de oportunidades.



5. Los reaccionarios españoles llevan décadas fustigando a los medios informativos de titularidad pública, tanto como el PP y la derecha nacionalista de Catalunya o Euzkadi llevan haciendo un uso partidario, manipulador y profundamente antidemocrático de las tan denostadas televisiones autonómicas. El caso del Gobierno de Rajoy con RTVE constituye un escándalo mayúsculo: ellos criticaban el uso partidario de la tele pública en los tiempos del "felipismo", cuando el PSOE decide acabar por ley con esa manipulación, a ellos les falta tiempo en cuanto regresan al poder para cargarse esa ley y volver a tener al Ente cautivo. Este asunto del control partidario de los medios tiene su miga. El ínclito Jiménez Losantos, tan liberal él, ha propugnado repetidamente la desaparición de los medios de comunicación públicos, pero no tuvo rubor en aceptar  la pasta de todos que Acebes -presuntamente- le otorgó bajo manga para salvar su Libertad digital.


6. Para acabar de momento, y en un "a modo de urgencia". Cuando Cospedal dice que su partido ha hecho todo lo que había que hacer contra la corrupción y que "nosotros no podemos meter a nadie en la cárcel", se me ocurre pensar si los jerarcas populares, los de Valencia y los de Madrid, no habrían debido ya mostrar una posción rotunda respecto al indulto de Carlos Fabra. Siguiendo la senda de sus propias palabras, deberían animar a los jueces que trabajan esta causa a mandar al condenado a prisión cuanto antes... Esa prisión a la que deben ir a parar los corruptos y los tramposos, por más que setenta mil personas hayan firmado la petición de indulto, algunas de las cuales van por los bares gritando contra la corrupción de los políticos. Viva la coherencia.  

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