Friday, September 02, 2016

CULISMO

Me he pasado el mes de agosto sin escribir una línea, tomando el sol en la playa, leyendo novelas y mirando las estrellas desde la orilla del mar. En esas noches sublimes he podido meditar sobre los grandes arcanos de la existencia: quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, qué cojones quieren decir las canciones de Heroes del Silencio..., pero no me han entrado ganas de escribir nada. 

Dejé de hacerlo cuando me di cuenta de que me estaba convirtiendo en un cascarrabias y de que sólo era capaz de encontrar placer en la indecencia de hacerles cargar a ustedes con mis amarguras.

Lamento comunicarles que el descanso estival, no ha cambiado mi perspectiva, y tengo mis razones. Verán: éste ha sido un verano de muchos culos. Si han acudido a la playa se habrán dado cuenta: los bikinis han acortado extraordinariamente su parte de abajo, no es exactamente un tanga, pero el culo luce casi enteramente libre y orgulloso. Ayer, ya retornado al hogar habitual, me encontré en el parabrisas el cromo de un inmenso trasero femenino con el anuncio de un local liberal denominado La Casita. "Seguimos yendo de culo", pensé, "esta es la prueba de que el culismo es la ideología que domina este país". 

Va a haber terceras elecciones. Si preguntas a los protagonistas, todos tienen un relato perfectamente aprendido consistente en echarle las culpas a los demás de que ocurra lo que supuestamente ninguno desea. Ya se encargan de recordárnoslo una y otra vez desde tertulias e informativos. Para colmo nos amenazan con que van a ser el día de Navidad, como echándonos la culpa de que ellos no se aclaren. No sé, yo creo que no tienen solución. Si al menos alguien intentara hacer ver a Rafael Hernando que no tiene ni puta gracia..., pero soy escéptico. 

Nada nos asegura que a la tercera vaya la vencida. ¿Por qué no una cuarta, una quinta y así en un eterno retorno? Los políticos acaparando todo el protagonismo durante once meses, quién sabe si más. Sin duda a ellos la perspectiva les encanta, pero corren un riesgo del que no sé si se han dado cuenta: la gente puede empezar a sospechar que nos podemos pasar sin gobierno. Sí, ya conozco la murga, lo que acabo de decir es una grave irresponsabilidad. Pero, qué quieren, a estas alturas es bastante razonable preguntarse si el gobierno de un país periférico como España tiene un margen de acción institucional como para que sus decisiones determinen nuestras vidas. Quizá, como en el número de un ilusionista, miramos al lugar al que nos invitan a mirar, la política de partidos, ignorantes de que donde se dirime nuestra suerte es en los cuadros de mando de las grandes corporaciones o los agentes financieros. 


¿Quién gobierna de verdad nuestro destino? Esa es la pregunta, lo demás es ilusionismo. O culismo.   

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