Friday, July 21, 2017

ÚLTIMAMENTE ME PREGUNTO SI HAN DECIDIDO EXTERMINARNOS



1. Omar Little, uno de los personajes más fascinantes y contradictorios en la historia de la teleficción, vive en una ciudad repleta de hampones que pasan las cinco temporadas de la magnífica The wire intentando liquidarle. Parece imposible sumar tantos enemigos peligrosos y salir vivo de tantos atentados contra su vida. Al final -viene un espoiler- Omar muere por el disparo de un niño al que nunca habíamos visto antes y del que ni siquiera sabemos si tiene algún motivo para hacerlo. Es en apariencia una muerte ridícula para un héroe de tan colosales dimensiones, y, sin embargo, cuando ocurre lo entendemos: de alguna inexplicable manera hay un destino irónico que se ríe de nosotros mientras Omar Little agoniza. 

Me asalta esa imagen cuando pienso que a lo mejor quienes terminan por exterminarnos a todos son Trump y Kim Jong-un. Hemos hecho Santa Sofía de Estambul, las pirámides o la democracia, merecemos algo mejor, pienso, pero luego me acuerdo del niño de Omar, y creo que nuestra hipotética extinción a cargo de estos dos niñatos tendría algo sarcástico.  

2. Mi ex-alumno y sin embargo amigo Enrique Ferri anda algo afligido estos días por la muerte de George A.Romero, mítico director de películas de terror y con los zombis como protagonistas estelares. El encanto irresistible de su primer film, "La noche de los muertos vivientes", de 1968, tiene que ver con lo exiguo de sus medios. Apenas máscaras ni cuerpos deshechos, sin vísceras ni apenas gruñidos... sólo ropas de mortaja y ese caminar lento de la maloliente tropa que se acerca para devorarnos. Es pueril, sí, pero lo prefiero al circo de efectos especiales que convierte tantas películas posteriores en un carrusel de sustos y trucos tecnológicos.

3. Se debe leer "Patria", de Fernando Aramburu, sin duda. Hay un pasaje que me conmueve, pero en él no hay lágrimas ni asesinatos ni familias enfrentadas. Dos etarras se ven obligados a pasar una noche al raso en el Monte Igueldo de Donostia para eludir un posible registro policial en el piso que alquilan. Desde lo alto divisan la ciudad en su Semana Grande... los ciudadanos vascos divirtiéndose y poteando despreocupadamente mientras ellos están allá, pasando frío y miedo, cargados a la espalda con la misión de salvarles. El desasosiego que les asalta hace que, al menos por un momento, nos sintamos menos lejos de ellos.   

4. Soy muy de Martin Landau, fallecido en estos días. Me atrae ese joven y malhumorado esbirro fiel del gran James Mason en "Con la muerte en los talones", aunque mi recuerdo más antiguo es el de su papel protagonista en la serie Espacio 1999, que me encantaba. Su imagen se agranda con el papel del médico Judá en "Delitos y faltas", obra maestra de Woody Allen, y se hace gigante con su papel de un Bela Lugosi anciano y devastado en el mejor film que ha rodado -y rodará- Tim Burton: "Ed Wood". 

5. Las encuestas en Barcelona acreditan que hoy el mayor problema para los habitantes de la Ciudad Condal es el turismo descontrolado. "Ustedes nos molestan, váyanse", parecen estar diciéndoles los miles y miles de turistas que visitan la ciudad. Paradójicamente, es esa ciudadanía acosada la que ha hecho históricamente grande a las urbes que ahora son masivamente visitadas precisamente para admirar esa grandeza. Una ciudad gentrificada y entregada a la depredación de enormes cruceros y legiones de autobuses, una ciudad sin verdaderos habitantes... es una terrible distopía, pero parece ser la dirección que llevan las grandes villas de Europa, esa península de Asia amenazada con convertirse en un enorme museo lleno de fetiches sin vida. 

6. La Academia de la Lengua Española admite el imperativo "Iros", parece que gracias a los esfuerzos del simpar Pérez Reverte. Mi vástago dice "cantad" o "jugad" porque su madre y yo se lo hemos enseñado. Tiempos difíciles para ser padre o maestro cuando uno es desautorizado incluso por los doctos. 

7. Me repugna todo lo que tiene que ver con Blesa y algunos de su especie. Pero reconozcámosle un último indicio de elegancia. Fingió durante días, acaso semanas, encontrarse en plena forma, interrumpió una banal tertulia para salir con una excusa cualquiera y se alejó lo suficiente para matarse sin grandes aspavientos. 

8. Amo el fútbol, o para ser más exacto, amo el recuerdo de lo que el fútbol hizo por mí cuando era niño. Y saber, sin embargo, que los palcos de los grandes estadios del mundo son ocupados por muchos de los peores indeseables de la Tierra.  


No comments: