Saturday, May 19, 2018

ADOCTRINAMIENTO

El PP valenciano ha lanzado una iniciativa que invita a los estudiantes a denunciar las situaciones de "adoctrinamiento ideológico" que pueden estar sufriendo. Para ello facilitan un cuestionario en el que piden a la víctima que delate al profesor adoctrinante. En última instancia, los populares descargan sobre el Tripartito el supuesto incremento de casos de esta índole, pues entienden que los autores del Pacto del Botánico han lanzado una ambicioso plan para catequizar a nuestros chicos en atrocidades como la ideología de género, el laicismo o el ecologismo. 

No se me escapa que estamos ante una continuación valenciana de lo ocurrido en Catalunya, donde los populares han denunciado situaciones abusivas o de acoso por parte de profesores secesionistas sobre algunos alumnos. Parece razonable, pero lo es menos que -bajo el discutible supuesto de que los firmantes del Botànic simpatizan con el Procés- sufra persecución cualquier profesor sospechoso de "catalanismo", un viejo fantasma que reaparece de vez en cuando en el País Valenciano como reclamo electoral contra la izquierda.  

En cualquier caso, y como sostengo que muchos conflictos se sustentan en equívocos semánticos, creo que sería bueno aclarar de qué hablamos cuando hablamos de adoctrinar. Dícese con tal vocablo del hecho de inculcar determinado cuerpo de ideas con la intención de obtener partidarios. Se define también como dar instrucciones a alguien respecto a cómo tiene que comportarse. 

Si no precisamos, puede entenderse que adoctrino cuando digo a mis alumnos que mantengan limpia el aula o que cierren las ventanas cuando está puesta la calefacción... son instrucciones de conducta y tienen una base ética, como el valor de la propiedad pública o la lucha contra el cambio climático. Sucede lo mismo  cuando les prohíbo que maltraten a un compañero por el hecho de ser gay, mujer o palestino, o cuando de mis explicaciones infieren que prefiero darles a leer textos de Luther King o Lincoln antes que de Hitler o José Antonio Primo de Rivera. 

En mi Centro celebramos el Día Mundial de la Mujer y vemos con simpatía que las parejas del mismo sexo expresen su amor con la misma libertad con la que lo hacen las heterosexuales. Espetarle a un ecuatoriano "vete a tu país" o llamar "puta" a una compañera es sancionable en nuestro reglamento.  Adoctrinamiento puro, supongo, pero convendría recordar a los señores del PP que para trabajar en una escuela pública hay que jurar la Constitución, y que ésta se sustenta nada menos que en la Declaración de Derechos Humanos, la cual protege todas esas maliciosas formas de vida y pensamiento por razones de libertad y dignidad humanas. 

Claro que también podríamos proceder como en esos colegios privados -normalmente propiedad de la Iglesia Católica aunque sufragados por la ciudadanía mediante conciertos- en los cuales se segrega a varones y mujeres y se limita o evita la presencia de alumnos inmigrantes, minusválidos, económicamente deprivados o con serias dificultades de aprendizaje. El PP defiende a muerte tales prácticas, y a la segregación educativa que fomentan le llaman "libertad de elegir". Y, claro, en esos coles no se adoctrina, fundamentalmente porque en ellos se fomenta la ideología que a ellos les gusta.

Si entendemos "adoctrinamiento" como imposición ideológica, entonces podemos convenir en que algunos profesores adoctrinan, pues imponen, con evidente malicia y deshonestidad, una visión sesgada, partidaria y no objetiva de las cosas. Conviene no obstante plantearse que, para un Testigo de Jehová o para un habitante de Utah o Yemen, el darwinismo que explican los ultramontanos compañeros de Ciencias Naturales debe constituir un caso de adoctrinamiento. Pero quiero pensar que somos serios, y que el riesgo se halla en, por ejemplo, un profesor que obliga a sus alumnos a compartir su ideología. Ese profesor podría suspender a todo aquel que no dijera que el bando Republicano era el de "los buenos" en la Guerra Civil, a quien se considere católico o a quien defendiera que mola más escuchar a ACDC que a Brahms. Sería un mal profesor, desde luego, no por tener cierta ideología -que todos la tenemos, obviamente- sino por no entender de qué va esto de la democracia. Lo procedente es que ese profesor fuera apercibido y, si procede, sancionado. El problema es que yo conozco a pocos adoctrinadores, conozco a bastantes más que lo que promueven en el aula es el hastío y la indiferencia. 

Miren, yo creo que el verdadero problema es que partimos de un supuesto falaz. 

El supuesto falso es que educar significa "informar" a los alumnos de una supuesta verdad literal o neutra, "hechos, no interpretaciones"... como si lo que llamamos conocimiento fuera tan sencillo como decir que blanco es blanco y dos más dos son cuatro. La verdad siempre es una construcción, una proyección de sentido que el alumno debe ir forjándose al contacto con profesionales que, honestamente, le ayuden a pensar por sí mismo sin tener miedo a ofrecer su propia opinión siempre y cuando aclaren que, en determinados momentos, están opinando. ¿Influir en sus alumnos? Sin duda, pero si unos padres no quieren que sus hijos reciban influencias "externas" lo que deben hacer es no solo no llevarlos a clase sino además encerrarlos en el dormitorio.

Sólo desde una profunda torpeza, en muchos casos malintencionada, se puede confundir esto con el adoctrinamiento. Yo creo que se adoctrina mucho más cuando se dan por incontrovertibles verdades oficiales, como si no hubiera conflicto ni parcialidad tras ellos, como si la unidad de España, la diferenciación entre los sexos, la bondad de la monarquía o la uniformidad del modelo familiar -verdades santas en las que se me educó sin derecho a réplica- fueran la versión "literal" de la realidad y lo demás fueran solo opiniones. 

Lo diré de una vez: el problema de la derecha es que después de tantos años adoctrinando en nuestro país desde el ejercicio del autoritarismo, cada vez que alguien ofrece otra versión de las cosas lo llaman adoctrinamiento. "La culpa de todo...", como dijo una vez un concejal asturiano, "...la tiene la puta democracia".    

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